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Las violetas del Anáhuac

Emma Cecilia Romero


La vida social, económica y política de México en el siglo XIX fue, por decirlo de alguna forma, agitada. El país atravesó la lucha por la Independencia, la conformación de la República, la guerra contra Estados Unidos, etcétera. A finales del siglo comenzaría el gobierno de Porfirio Díaz, que tenía como modelo los cánones europeos, en especial los franceses. Además, el pensamiento ilustrado y el liberalismo empezaron a influir como corriente de pensamiento en México, en este sentido, la educación fue vista como factor primordial para el progreso y la modernización del país.(1) Durante todo el siglo XIX la prensa tuvo mucha relevancia en la información y educación informal de los mexicanos. Algunas de las publicaciones estuvieron dirigidas a las mujeres, quienes, conforme avanzó la centuria, comenzaron a participar activamente en la escritura y creación de medios impresos.(2) Según los estándares de género tradicionales de la época, era mal visto que las mujeres escribieran, pues existía la convicción de que esto afectaría su rol como madres y esposas.(3)

De acuerdo con las investigaciones de Lucrecia Infante Vargas, las primeras publicaciones dirigidas a mujeres (escritas y coordinadas por hombres) tuvieron el propósito de dictar los temas de interés para las mujeres. Poco a poco, éstas fueron aprendiendo e incorporándose a la escritura mediante las traducciones, la poesía, las cartas, las amistades epistolares y la escritura de la vivencia sentimental y afectiva, esta última relacionada con la corriente artística y literaria del romanticismo, que abrió los cánones y los temas de escritura a lo privado(4): “el registro escrito de la vivencia emotiva (cuyo origen y práctica se sitúa en el ámbito de lo privado para el caso de las mujeres), comienza entonces a formar parte de un modelo cultural en el que la subjetividad se vuelve un motivo aceptado de creación artística”.(5)

Por otro lado, me parece necesario recalcar la importancia de la amistad epistolar o Amistad Romántica, que fue la publicación de cartas y poesías entre escritoras. En estos textos, manifestaban admiración hacia la obra de otras escritoras, pero también mostraban sentido de comunidad, solidaridad y hermandad entre este gremio.(6)

Conforme avanzó el siglo, las publicaciones para el público femenino variaron sus temáticas y aparecieron más artículos escritos por ellas, para la segunda mitad de la centuria ya había publicaciones dirigidas, coordinadas y redactadas por mujeres, esto también está relacionado al acceso femenino a la educación y a la creación de escuelas para maestras, como la Escuela Normal de Profesoras en 1890.(7) Desde 1840 ya había una preocupación por la educación femenina(8), se enseñaron nociones básicas de lectura, escritura, historia, música, bordado, idiomas, etc., sin embargo, estos conocimientos no debían intervenir con su papel de amas de casa.(9)

La primera publicación en México de y para mujeres fue el periódico La Siempreviva en Mérida, 1870, sus directoras fueron Rita Cetina Gutiérrez, Cristina Farfán de García Moreno y Gertrudis Tenorio Zavala.(10)

Las Violetas del Anáhuac

Las Hijas del Anáhuac (1887-1889), se publicó por primera vez el 4 de diciembre de 1887 (en 1888 cambió su nombre a Violetas del Anáhuac), en la portada de su primer número resalta la imagen de Carmen Romero Rubio de Díaz, esposa del entonces presidente Porfirio Díaz. La directora literaria y redactora del semanario fue Laureana Wright y el administrador Ignacio Pujol.(11)

El primer número comienza con un Saludo y un Prospecto en el que se expresan los motivos, objetivos y a quién va dirigido: “Con el ramo de oliva entre las manos como muestra de la regeneración intelectual de la mujer, vivificadas con las puras enseñanzas de la antigüedad, se presenta hoy al público el modesto Periódico Las Hijas del Anáhuac y reverentemente dirige su cordial saludo á todas las clases de la Sociedad, á la Prensa de todos los matices políticos, y á los Hombres del Poder y del Estado; trilogía poderosa que con sus magníficos arneses ha podido evolucionar victoriosamente en beneficio de la paz, el orden, y la cultura de la Patria mexicana.”(12)

El objetivo de su publicación es educar y dar el espacio para que las mujeres no vivan en la ignorancia, asimismo evocan la ilustración y la vanguardia del intelecto en México como justificación del periódico, exponen que buscan contribuir al proceso de modernización mediante la educación. También expresan que el semanario estará “destinado á sostener los intereses, los derechos y las prerrogativas sociales de nuestros compatriotas.”(13) Finalmente, instan a todas las mujeres del país a que manden sus trabajos para publicarlos.

La publicación mantuvo su sentido progresista en cuanto al derecho de las mujeres a la educación y al trabajo digno.(14) Aunque en ocasiones no desafió del todo los estereotipos de género, sí luchaba por cambiar algunos de los ámbitos desfavorables para las mujeres y a pesar de que abordó muchas temáticas, la emancipación y transformación del papel de la mujer a través de la educación fue una constante durante los años en que se publicó.(15)

Como mencioné anteriormente, algunos roles de género no se vieron desafiados por las Violetas del Anáhuac, de hecho, fueron varios los textos cuyo propósito fue conservar los valores y la moral para que las mujeres no descuidaran su hogar y su papel de esposa y madres.(16)

Algunas de las autoras que escribieron en el primer número del periódico fueron Laureana Wright, Matatena Murguía, Elvira Lozano, Lucía G. Herrera, Dolores Correa Zapata, entre otras. Distintas perspectivas y opiniones de las diferentes escritoras, lo que le da variedad ideológica.(17) Entre mexicanas y algunas extranjeras lograron hacer un nutrido semanario con poesía, prosa, noticias, crónicas, cuentos, biografías de mujeres –de la historia y contemporáneas– destacadas, textos sobre educación, pedagogía, historia y ciencia, etcétera. En algunas ocasiones utilizaron seudónimos en sus artículos, no obstante, Ernestina Naville, a pesar de escribir opiniones políticas y morales, no firmaba anónimamente.(18)

Me parece importante destacar que en el primer número de la publicación la biografía, escrita por Wright, es de Carmen Romero Rubio de Díaz. En el texto, la autora elogia sus virtudes y facultades, y resalta su patriotismo y su pensamiento ilustrado, además de hacer múltiples halagos a la señora Rubio.(19)

Autoras

Laurena Wright nació en 1846 en Guerrero, pero desde temprana edad vivió en la ciudad de México. Su padre, estadounidense, y su madre, mexicana, tuvieron buena posición económica y de clase, por lo que Laureana recibió educación privada. Además, su padre le inculcó el gusto por la literatura desde pequeña.(20)

Se casó con el francés Sebastián Kleinhans, con quien tuvo una hija, Margarita; no obstante, después de una breve pausa, siguió en actividades académicas y literarias, y comenzó a participar con sus poemas en distintos periódicos de la época. Lourdes Alvarado señala que Wright fue objeto de críticas por parte sus colegas, en parte por ser mujer y en parte por su “‘liberalismo’ en materia religiosa”, sin embargo, la guerrerense siguió colaborando en la prensa, medio en el que conoció a varias mujeres con las que posteriormente fundaría las Violetas del Anáhuac; entre estas escritoras se encuentra Matatena Murguía.(21)

Laureana Wright dejó las Violetas en 1889 por motivos de salud, pero continuó escribiendo y publicando textos sobre la educación y la emancipación femenina, hasta su muerte en 1896.(22)

Matatena Murguía, participó en las violetas desde su primer número y fungió brevemente como directora literaria de las Violetas del Anáhuac después de la partida de Wright.

Murguía nació en Jalisco en 1856, pero a los cuatro años se mudó con su familia a la ciudad de México, donde recibió educación básica. Se casó a los 19 años, pero enviudó un año más tarde, por lo que tuvo que prepararse y trabajar para mantenerse a ella y a su hija. En 1878 obtuvo el grado de profesora, actividad en la que se desempeñó espléndidamente y fue directora en distintas escuelas, entre ellas, y por orden del presidente Díaz, la Escuela de Párvulos.(23)

Se volvió a casar en 1885, pero en menos de un mes, volvió a enviudar y regresó a su trabajo en la Escuela de Artes, donde fundó el periódico de mujeres titulado Violetas; invitó a Laureana Wright a publicar y forjaron una fuerte amistad. En 1887 comenzó a escribir en las Violetas del Anáhuac y se casó con el periodista Agustín Aveleyra.(24)

En cuanto a su colaboración en las Violetas del Anáhuac escribió sobre diferentes temas. Uno de ellos fue el comportamiento de las mujeres. Mediante el sentido del humor, retrató a mujeres de distintas clases sociales. En sus textos no cuestionó algunos de los paradigmas en cuanto al comportamiento femenino de la época, pero expresó la necesidad de la educación para las jóvenes. Por otro lado, escribió sobre las condiciones de las profesoras y manifestó indignación porque el Ayuntamiento pagaba menos a las mujeres que a los hombres.(25)

Otro de los temas que abordó frecuentemente fue el del matrimonio, exponiendo que ambos cónyuges tenían la misma responsabilidad de cumplir con sus obligaciones para llegar a una unión estable y feliz tanto para hombres como para mujeres. Después de las Violetas del Anáhuac (que terminó sin razón aparente), Matatena Murguía siguió publicando en diversos medios literarios hasta su muerte en 1907.(26)



Referencias

(1) Morelos Torres Aguilar; Ruth Yolanda Atilano Villegas, “La Educación de la Mujer Mexicana en la prensa femenina durante el Porfiriato”, en Revista Historia de la Educación Latinoamericana, p.220.
(2) Ibidem, p. 222.
(3) Lucrecia Infante Vargas, “De la escritura personal a la redacción de revistas femeninas. Mujeres y cultura escrita en México durante el siglo XIX”, en Relaciones. Estudios de historia y sociedad, p. 89.
(4) Ibidem, pp. 80, 81, 84.
(5) Ibidem, p. 86.
(6) Ibidem, pp. 88-89.
(7) Ibidem, pp. 90, 91, 94.
(8) Generalmente, dirigida a clases altas.
(9) Cándida Elizabeth Vivero Marín, “El oficio de escribir: la profesionalización de las escritoras mexicanas (1850-1980)”, en Revista de Estudios de Género, pp. 183-184.
(10) Ibidem, p.185.
(11) Las Hijas del Anáhuac, año 1, tomo 1, núm. 1, 4 de diciembre de 1887.
(12) La redacción, “Saludo”, en Las Hijas del Anáhuac, 4 de diciembre de 1887, p. 2.
(13) La redacción, “Prospecto”, en Las Hijas del Anáhuac, 4 de diciembre de 1887, p. 2
(14) Morelos Torres Aguilar, Atilano Villegas, Ruth Yolanda, op. cit., p. 226.
(15) Lourdes Alvarado, Educación y superación femenina en el siglo XIX: dos ensayos de Laureana Wright, pp. 19-20.
(16) Martha Gabriela Amigón Jiménez, Las mexicanas, la política y las revistas femeninas en el siglo XIX. El caso de las Violetas del Anáhuac (1887-1889), p. 56.
(17) Lourdes Alvarado, op. cit., pp. 19-20.
(18) Martha Gabriela Amigón Jiménez, op. cit., pp. 50-54.
(19) Laureana Wright, “La sra. Carmen Romero Rubio de Díaz”, en Las Hijas de Anáhuac, 4 de diciembre de 1887, p. 3.
(20) Lourdes Alvarado, op. cit., p. 14.
(21) Ibidem, pp. 15-17.
(22) Elvira Hérnandez Carballido, “Dos violetas del Anáhuac”, pp. 125-126.
(23) Ibidem, pp. 127, 128.
(24) Ibidem, pp. 128-129.
(25) Ibidem, pp. 132-134.
(26) Ibidem, pp. 134-137.



Obras consultadas

ALVARADO, Lourdes, Educación y superación femenina en el siglo XIX: dos ensayos de Laureana Wright, Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2005.

AMIGÓN Jiménez, Martha Gabriela, Las mexicanas, la política y las revistas femeninas en el siglo XIX. El caso de las Violetas del Anáhuac (1887-1889), Tesis, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Autónoma de México, México, D.F., 2010.

HÉRNANDEZ Carballido, Elvira, “Dos violetas del Anáhuac”, en María Esparza Arenas (coord.), Diez estampas de mujeres mexicanas, Documentación y Estudios de Mujeres, A.C., 1994.

INFANTE Vargas, Lucrecia, “De la escritura personal a la redacción de revistas femeninas. Mujeres y cultura escrita en México durante el siglo XIX”, en Relaciones. Estudios de historia y sociedad, vol. XXIX, núm. 113, El Colegio de Michoacán, A.C, Zamora, México, 2008, pp. 69-105.

Las Hijas del Anáhuac, año 1, tomo 1, núm. 1, 4 de diciembre de 1887.

TORRES Aguilar, Morelos; Atilano Villegas, Ruth Yolanda, “La Educación de la Mujer Mexicana en la prensa femenina durante el Porfiriato”, en Revista Historia de la Educación Latinoamericana, vol. 17, núm. 24, Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, Boyacá, Colombia, enero-junio 2015, pp. 217-242.

VIVERO Marín, Cándida Elizabeth, “El oficio de escribir: la profesionalización de las escritoras mexicanas (1850-1980)”, en Revista de Estudios de Género. La ventana, núm. 24, Universidad de Guadalajara, Guadalajara, México, 2006, pp. 175-200.

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